A lo largo de mi trayectoria profesional y formativa, he ido descubriendo como el trabajo terapéutico con el cuerpo y desde el cuerpo, es un vehículo y motor de cambio que se manifiesta sorprendentemente en la estructura mental y en la emocionalidad de las personas.
La Teoría de los tres centros con la que trabajo, propone que hay tres vías de entrada para comprendernos y lograr transformar nuestros patrones rígidos y generadores de sufrimiento: mental o cognitivo, emocional y corporal.  Dado que la cognición humana es el factor más antiguo y más ampliamente estudiado por varias disciplinas científicas, y que vivimos en una cultura que ya de por sí potencia lo mental, por mi experiencia desde lo mental, el trabajo terapéutico se queda en la superficie, ¿te suena la frase “la teoría me la sé”?.
El trabajo con las emociones es más profundo y verdadero, se trata de estar en contacto con lo que te sucede a nivel emocional, haciéndote cargo de ello y decidiendo en algunos casos como proceder, y en otros de vivir la emoción, escuchando lo que viene a decirme,  hasta que se descargue o desaparezca, en terapia trabajamos con técnicas de gestión emocional. La emoción tiene un componente fisiológico, con lo que está estrechamente relacionada con el cuerpo, y también con el pensamiento, este es el componente cognitivo de la emocionalidad. Actualmente hay grandes avances científicos a cerca de las emociones y la inteligencia emocional, pero el cuerpo, en el ámbito terapéutico es el gran olvidado, la neurociencia está empezando a descubrir y a corroborar  cómo el tacto, el contacto, el masaje, el movimiento, el baile, la música, etc… provocan cambios profundos y duraderos en nuestras conexiones neuronales, que son capaces de crear nuevas respuestas y patrones más exitosos para manejar nuestra vida, además de mejorar el estado emocional y la sensación de satisfacción vital. En el cuerpo sucede de una forma más orgánica y con menos esfuerzo, el cuerpo es un gran aliado para conseguir  estados de plena conciencia y promover cambios vitales.

Además en el cuerpo quedan registradas todas las vivencias agradables y desagradables de nuestra vida, generando corazas corporales que tienen que ver con el carácter que hemos desarrollado, el trabajo con el cuerpo va flexibilizando esas corazas y a la vez, flexibilizando el carácter y los patrones mentales y emocionales que nos dificultan.